miércoles, 10 de marzo de 2010

Siempre te encontré marina.

Septiembre 2009


Rizos, espirales

como caracolas rojizas.

Tu olor a sal y arena

tu piel color de espuma.

Del centro de tu cuerpo

brotan dos copos de nácar

con puntas rosadas, coralinas.

Te movías en un ritmo pendular

eras un oleaje lento.

El amor lo hacías con calma

siempre te tomaste tu tiempo.

Me encantaba lamer tu sexo

era tratar de beberse el mar entero.

Admito que al principio no sabía tomarte

mas aprendí a leer tus señales y signos

de tu vapor, tu neblina y tu humedad empecé a valerme

para reconocer el preciso momento

en que mi lengua se volvía un pez embravecido,

entonces tu vibrabas, ronroneabas y gemías

te volvías el océano, derramándose sobre el desierto.